Novela totalmente inventada.(Nada k ver con Naruto)

Bueno se llama Red Devil y la estoy escribiendo para la clase de Lengua en mi insti yo posteo lo k llevo y me dais vuestra opinion. La cuento en 1º persona, como si yo fuese la chica^^ Espero k os guste^^
¡¡¡¡¡¡¡¡¡RED DEVIL!!!!!!

Una tarde lluviosa de invierno estaba yo paseando con un amigo por las oscuras calles de Osaka, en Japón. No soy japonesa, soy de otro país, pero mi patria entró en guerra y yo me fui de allí. Mi padre fue a batallar y mi madre, que era del equipo médico, fue a curar a los heridos. Un día hubo una explosión, causada por una bomba del bando contrario. Hubo seis muertos, dos mujeres y cuatro hombres. Me llevaron a reconocer los cuerpos y conseguí ver a mi padre y a mi madre, algo calcinados y por supuesto muertos.
Después me fui con una familia adoptiva, japoneses y me llevaron a su país. No tenían hijos, soy la única. Esto es muy bonito, pero, yo no soy una chica normal... Antes de deciros porque me presento.
Me llamo Sakashi, tengo 16 años, tengo, aunque parezca mentira, los ojos rojos como la sangre, y no son lentillas, soy morenita de piel, y el pelo largo, ondulado y de color castaño oscuro y soy de estatura normal.
Ya me presenté, ahora digo porque soy una chica rara, ¿quién ha visto a una persona de ojos rojos? Nadie, es cierto NADIE. Yo al principio los tenia marrones, pero se volvieron del color que tengo ahora...
-¿Tienes alguna explicación de por qué somos así? Nuestros ojos te digo.
Me quedé mirando al chico fijamente, mi cara reflejaba algo entre ira y miedo... Se que reflejaba esto porque mi mejor amigo, Akira, me miraba raro. Akira, muy simpático el chaval, pelo negro, liso y algo larguito, viste siempre de negro, con una chupa de cuero negra, unos pantalones también de cuero y unas botas camperas, y muchas veces una camiseta de ''Iron Maiden''. como ya he dicho es mi mejor amigo, y, siempre lleva un collar de pinchos... Es heavy. También tiene los ojos raros, de color amarillo, como los gatos. Cosa curiosa, tampoco es japonés. Ya os enteraréis el porque de todo...
-Akira, no tengo explicación para eso. Y creo que tu tampoco.
Bajó la cabeza y suspiró.
-No, tampoco la tengo. Pero ayer hice una cosa algo rara.
Volví a mirarlo con los ojos muy abiertos.
-¡¿Tu también?!
-Si, y estoy aprendiendo a controlarlo, que rápido soy. Fue ayer mientras me duchaba...
-Ve al grano, no quiero detalles.
-Bueno la verdad, me estaba secando, me mire al espejo, estaba lleno de humedad, cerre los ojos y al abrirlos la humedad desaparecio. Mis ojos por un insatante fueron marrones, pero en seguida se volvieron amarillos.
-Maldito, las mujeres van primero. Yo solo desee que el fuego se apagase y...
El movil sonó en ese momento, lo cogí y hablé, era mi ''madre''. Me llamó para decirme que volviese a casa, ahora y rápido. Habían venido parientes. Descolgué y me despedí de Akira.
-Bueno, Akira, es mi madre... Me tengo que ir, ya te contaré mañana lo que pasa con la familia y lo demás. ¡Adios!
-Adios Sakashi... Ya te contare mañana como voy con el tema este. ¡Adios!
-Muy bien.-Dije con rintintín.-Adios.
Me giré y desaparecí en la oscuridad, de pronto, las calles estaban débilmente iluminadas. Andé unos metros y de pronto escuché un ruido, un hombre apareció de la nada, con un cacharro de esos que utilizan la policía para inmovilizar a los cacos. Se acercaba con cara de psicópata y riendo como un loco.
-Jajaja... Nena ven, no te voy ha hacer daño.
-Ni en broma.-Dije desafiante.
De pronto me cojieron por detra, no me soltaban y el tipo se acercaba cada vez más, con sonrisa psicópata en la cara, deseé salir, escapar de esa situación. Cerré los ojos, y, cuando los volví a abrir me encontraba delante de mi casa. Miré una y otra vez a los lados, no había nadie y entré en la casa, me quité los zapatos y me quedé en calcetines(costumbre japonesa).
-¡Ya estoy en casa!
Mi madre Nadeshiko, mujer de cabello largo y negro como el carbón al igual que los ojos, algo bajita y delgada, salió corriendo y me dio un abrazo.
-Bienvenida a casa Sakashi. Te estábamos esperando, pasa hija.
-<<Que simpática, siempre igual, no se como no se enfada conmigo cuando llego tarde>>. Vale, ¿quienes han venido?
-Tus tíos y tus primos, querían conocerte, en estos seis meses que has estado aquí no han podido venir. Pero hoy han podido y han venido ha conocerte.
Pasamos a la salita, estaban todos, hombres, mujeres y niños de mi edad, pero curiosamente ninguna niña de la misma edad que yo, todas eran menores. Y todas y todos normales. Me miraron y pegaron un bote, fue gracioso ver como lo daban, sincronizados.
-¿Tanto asusto?-Me sente de rodillas.
Miré la salita, era grande y espaciosa, con sus maparas de tela o papel, no tengo ni idea de lo que están hechas, pero parecían frágiles. Tenía la mesa en la que estábamos todos sentados en dos filas y dos personas, mis padres adoptivos, que estaban en los extremos, uno en cada extremo. La mesa era de madera y brillaba. Había un reloj en la pared, un reloj de cuco también de madera. La familia empezó ha hablar, me miraban y se escondían las caras. Uno de ellos se atrevió ha dirigirme la palabra.
-Bueno, bienvenida a la familia... ¿Cómo te llamas?
-Sakashi, me llamo Sakashi.
-Bueno, Sakashi, un nombre muy bonito. Bienvenida a la familia Hiwatari. Yo soy Hiwatari Hoshi, encantado de conocerte.
-<<Hoshi, que bonito nombre>>. Igualmente y gracias.
-¿Sabías que tu nombre esta formado por dos palabras? Sakashi, está formado por la palabra completa ''Aka'' que significa ''Rojo'' y ''Sak'' que es parte de la palabra ''sakura'' que significa ''Flor del Cerezo''. Es un nombre muy bonito.
-No lo sabía, gracias de nuevo. ¿Y qué significa Hoshi?
-¿Hoshi? Significa Estrella, pero es un nombre masculino, jeje...
Seguí observando a los demás, había un chico que me llamó la atención, un chico rubio, de media melena y de grandes ojos azules, azules como el agua, de mi edad aproximadamente, estaba en el patio. Me acerqué y el chico se fue corriendo, cogió su monopatín y se marchó.
-Menudo tío. Mira, me acerco y se va.
Se escuchó un grito y me metí dentro al instante, una de las mujeres se había desmayado, estaba tirada en el suelo con los ojos en blanco, pero no tardó nada en reaccionar a las bofetadas de la otra mujer...
-¿Yuri estás bien?-Dijo con preocupación la mujer.
-S-si, estoy bien...-Respondió entrecortadamente.-¿Qué pasó Akane?
-¿No recuerdas nada?¿No te acuerdas de qué te has desmayado?¿No sabes por qué?
Yuri me miró y se escondió entre sus piernas, y se balanceó sobre su cuerpo, se tapó las orejas y repetía continuadamente la misma frase: ''El diablo, es el diablo, el diablo rojo.''
Todos se giraron y me miraron buscando respuestas, Akane, la mejor amiga por lo visto de Yuri se acercó y me dió un bofetón. Me dejó la mejilla roja, me toqué la parte abofeteada y le miré con desprecio.
-Seguro que adivino el significado de tu nombre, Akane, niña enojada, aunque en este caso, mujer enojada.
-¡Serás!¿¡Quién te has creído que eres!?¡¿Un dios o algo así!?¡¡¿¿Qué le has hecho a Yuri??!!
-No le he hecho nada, ni siquiera se lo que le ha pasado...
-Mentirosa, tu le has hecho algo ¡seguro!Esos ojos no son normales, rojos como la sangre, parecen que piden eso mismo SANGRE, ¡¡¡MIRA A YURI Y CONFIESA!!!¿¡QUÉ LE HICISTES!?
-¡¡¡NO LE HICE NADA!!!-Me dirijí hacia la puerta a toda prisa.
Una vez allí mi madre corrió para parame, se puso de rodillas y me suplicó que por favor no me fuera, que yo era lo único que tenía, la única persona a la que puede decir hija.
-Sakashi, por favor, no te vayas... Si piensas que no te acepto, estas equivocada, yo te quiero como si fueses mi hija de verdad. Por favor... no... no te vayas...-Una lágrima corrió por su mejilla.
Miré a aquella mujer a la que yo llamaba madre aunque no lo fuese, mi corazón se debilitó por las lágrimas de esa ella...
-Nadeshiko... Digo, mamá lo siento... Pero yo no le hice nada a Yuri, no hice nada.
-Lo sé, hija, lo sé.
Volvimos a la salita y Yuri seguía hay balanceándose sobre su cuerpo y diciendo la misma frase. Al rato se recuperó y procuró no mirarme, se acercó a Akane y la abrazó. Yo me alejé, me fui al patio para no escuchar la conversación que sabía que iban a tener, sobre lo que había visto, lo que le había dado tanto miedo. Salí al patio y me puse a mirar el jardín y la casa en general. Era una casa tradicional de Japón, la típica del caminito de piedra con un césped verde intenso, bonsais y un árbol grande en la parte izquierda. A la derecha una estatua de Buda. El jardín era enorme, como ya dije verde intenso, había un caballo negro al fondo, negro carbón. Me entraron ganas de montarlo, me fui a la cuadra que tenía mi familia y me cogí la montura, las riendas y el cepillo. Me fui hacia el caballo y lo peiné, cuando terminé le puse la montura y las riendas, una vez todo acabado lo monté, corrí por el jardín y de pronto vi humo negro saliendo de una casa, no lo resistir y corrí hacia el lugar. Bajé del caballo y lo dejé tal cual. Entonces corrí en dirección de donde venía el humo. Cuando llegué vi que era una casa parecida a la de la familia Hiwatari, pero se estaba quemando.
Miré el nombre de la placa que todas las casas llevan, leí y releí el nombre de la familia, no podía creerlo...
-No... Ma... Mashirito... Familia Mashirito... Akira...
Cerré los ojos y con todas mis fuerzas deseé que el fuego se apagase, cuando los abrí no había ni una llama y la casa no estaba quemada. Corrí hacia la casa de mi amigo, abrí la puerta bruscamente y lo busqué.
-¡Akira!¡Akira!¡Niño!¿¡Dónde estás!?
Akira salió de la cocina extrañado, tenía consigo un paño y se estaba secando las manos, esta vez llevaba una camiseta de ''Saratoga''.
-¿Qué haces aquí?¿Por qué has venido gritando?¿Pasa algo?
-Tu casa... estaba en llamas... cerré los ojos y desaparecieron... Si no hay llamas... Y yo las he visto...
-Espera, ¿y si es una premonición?
-¡Anda niño! Déjate de tonterías, ¿cómo va a ser una premonición? Por cierto... ¿Qué cocinas? Es que huele bien.
-Cerdo agridulce, mi madre me enseñó, ¿quieres cenar aquí?
-Vale, si no es molestia. Voy a llamar a mi madre, no sabe que estoy aquí.
-Bueno, voy a acabar de hacer la cena.
Llamé a mi madre y le expliqué todo pero algo cambiado, bueno un poco mucho, le dije que quería visitar a Akira y que fui a su casa, que guardase por favor al caballo y también le pregunté por la familia.
-¿Cómo está esa tal Yuri?¿Está bien?Seguro que sigue diciendo esa frase.
-Está bien, pero dice que no quiere volver a verte en la vida, mañana te cuento lo que dice que vió al mirarte.
-Esta bien, mamá si Akira quiere... ¿Me puedo quedar a dormir en su casa?
-Claro que si Sakashi. Un beso hija y buenas noches.
-Un beso... mamá.
Colgué y fui corriendo hacia la cocina, me paré y vi a Akira vuelto de espaldas, atento a la comida. Sin pensarlo dos veces corrí de nuevo y me tiré a su espalda, le eché un poco hacia delante, en seguida me bajé, miré la comida, parecía estar rica, además olía bien. Me acerqué al cajón de los cubiertos, lo abrí y vi que había lo típico además de palillos. Me cogí una cuchara y me acerqué a la comida dispuesta a probarla.
-Tío tengo hambre, ¿puedo probar?, ¿le falta mucho?, ¿estará rico? No tendrá veneno ¿no?
-La probarás cuando este terminada y... ¿Veneno?-Me miró sorprendido.-¿Estás loca? No le voy a echar veneno solo los ingredientes que le tocan.
-Aaamm... Vale, solo era para hacer la gracia, ''yellow eyes''.
-No pasa nada...-Se giró, me guiñó y me sacó la lengua.-''Red eyes''. Jajaja... que paranoya, ¿cómo te fue con la familia?
-Nada, solo que se asustaron al verme, uno que se llama Hoshi se presentó y me cayó muy bien, fue muy simpático. Luego, luego vi a un niño rubio en mi jardín y cuando me acerqué se fue. Cuando desapareció el chico una mujer de la familia, Yuri, asi se llama... se desmayó y cuando despertó, me miró y se puso a decir ''el diablo, es el diablo, el diablo rojo''... y ahora no me quiere ver más.
Hubo un silencio sepulcral, el ambiente se volvió cargado y yo no abrí más la boca. Mi amigo me miró y fue a apagar el fuego, luego cogió dos platos y puso el arroz y el cerdo con la salsa esa agridulce. Me puso uno de los platos delante, me dio unos palillos y empecé a comer. Me metí un trozo en la boca, lo mastiqué y me lo tragué.
-Está rico, pero si me muero es tu culpa.
-La verdad es que me a salido rico. Y tranquila no te vas a morir.
-Oye, ¿me puedo quedar a dormir en tu casa? Ya se lo e preguntado a Nadeshiko y me a dejado.
-Me encantaría que te quedases, hace mucho que no te quedas, ¿te has traido pijama? Si no lo has traido te dejo una de mis camisetas de los grupos, las largas.
-No me he traido pijama... ¿me dejarías la de ''Disturbed''? Ya sabes que ''Disturbed'' mola.
-Si ''Disturbed'' mola pero ''Iron Maiden'' es el grupo, anda terminemos de comer.
No contesté y acabé de comer muy rápido, puse los platos en la cocina, fui al cuarto de Akira y me tiré en la cama. Miré el cuarto, ya lo había visto muchas veces pero siempre me quedaba algo extrañada.
Las paredes eran de un gris profundo, había muchos pósters de varios grupos, entre ellos: Iron Maiden, Disturbed, Saratoga, Mägo de Oz, Stravaganzza, etc., también había un collar y una pulsera de pinchos encima de su escritorio. Me levanté de la cama, muy cómoda por cierto, y me acerqué a la mesita, cogí el collar y lo miré. Al rato vino con la camiseta de ''Disturbed'', más chula que ninguna otra de las que tenía él. Era negra y roja; con unos ojos rojos brillantes sin pupilas y una boca esbozando una sonrisa, por la que asomaban dientes puntiagudos, los ojos y la boca estaban inscritos en un círculo y el fondo negro, el círculo rojo y lo demas una mezcla de esos dos colores. Y por supuesto una letras grandes que ponían: ''DISTURBED''.
-¡¡MOLAAA!! Ven aquí pijama por una noche.-Cogí la camiseta.-Bueno, me voy a cambiar.
-Está bien, ahora vuelvo, no tardo.
Me quité la ropa y me puse la famosa camisetita larga, cuando me la terminé de poner vi que me quedaba hasta las rodillas, enorme me quedaba grandísima. Salí del cuarto y bajé las escaleras, llegué hasta el salón y me puse a ver la televisión.
-¡Ey!¿Que quieres ver?
-No se Akira, lo que quieras... O mejor, ¿que tal si hacemos algo?
-¿Cómo qué? Escuchemos música. ¿Cuál quieres?
-La verdad es que me da igual.Si es Disturbed mejor, pero bueno hoy se me apetece escuchar...
De pronto se escuchó un golpe en la puerta y cortó toda la conversación, Akira apagó la televisión y los dos nos levantamos, y fuimos a la puerta, la abrió y no había nadie, así que la cerró. De pronto una figura negra apareció detrás de nosotros, una figura encapuchada y por lo tanto no se le veía la cara.

Aki sigo xD:

-¿Quién eres? ¡Muéstrate!
-No te interesa y no vas a saberlo... JAMÁS...
Dicho esto el encapuchado desapareció dejando tras de sí una pulsera de bolas rojas y negras. Akira se acercó y la cojió, entusiasmado la miró, entonces se la puso y sus ojos cambiaron de color, volviéndose marrones.
-A-Akira... tus ojos, son marrones... ¡Ven corre!-Tiré de él y me lo llevé al servicio.
Una vez allí lo puse delante del espejo y se miró, se quedó asombrado y corriendo se quitó la pulsera y me la pasó, me la puse y mis ojos también se volvieron marrones...
-¡Cago en diez! ¿¡Esto qué es!?
-No se, ¿una pulsera?
-Gracioso, ya se que es una pulsera, pregunto que qué es esta cosa.
-Una pulsera mágica, jejeje... yo que se, solo se que la pulsera mola mazote, roja y negra, esos colores son la ostia. Y encima nos devuelve el color normal de nuestros ojos.
-Pues a mi me gusta el color que tengo, ya me acostumbré. ¿Y tu?
-Yo...-Bajó la cabeza.-Algo, pero yo estoy con este color desde hace menos que tu. Sakashi, yo todavía estoy acostumbrado al color normal, el verdadero, el marrón.
-Bueno, mejor me callo. Tengo sueño, me voy a dormir. Y la camiseta me queda enorme, ¿has visto?
-Si, lo he visto, te queda gigante, jaja... eres una enanita...
-Lo que pasa es que tu eres muy alto, y yo soy más bajita. Bueno me las piro a dormir... ¡El primero qué llegue se queda en tu cama!
Me fui corriendo escaleras arriba, entré por la puerta del cuarto de Akira y me tiré a la cama, el vino andando muy tranquilo sin molestarse en correr para cojer la cama y dormir. Apareció con la pulsera, mirándola y jugueteando con ella con cara de no estar en este mundo, después me miró con cara de pocos amigos y al mismo tiempo una sonrisa de oreja a oreja empezó a hablar.
-Con esta pulsera seré normal, con esta pulsera no tendré que esconderme del mundo, me podrán mirar como uno más...-Vino corriendo hacia mí.-¡¡Y tu... MORIRÁS!!
-A-Akira, ¿qué te pasa?
Me pegó un puñetazo en el estómago y me quedé tirada en el suelo, retorciéndome de dolor, miré a la cara a mi amigo, le cogí de la pierna, tiré de él y se cayó al suelo. La pulsera se le fue de las manos, me levanté muy rápido y cojí la pulsera.
-¡¡No!!¡¡No hagas lo qué creo qué vas ha hacer!!
-Lo siento, pero tu no eres el Akira de hace un momento.-Tiré la pulsera al suelo y la pisé.-<<Ojalá esto funcione>>.
Un humo negro y rojo sangre salió de la pulsera rota y subió hacia arriba, todo el humillo se juntó y formo una cara cadavérica gritando... El humo se desvaneció y con el los fragmentos de la pulsera, quedando una mancha negra en el suelo. Mi amigo se quedó desmayado en el suelo, fui corriendo hacia el y lo agité hasta que se despertó, adormilado me miró.
-Akira, ¿qué te ha pasado?¿Por qué me has dicho qué yo moriría?
-Eeemm... no recuerdo nada, solo que hice la cena y que apareció el tipo ese vestido de negro, nada más.
-Bueno, no pasa nada, no te voy a obligar a recordar. Estate tranquiloahora vuelvo...
Akira me agarró de la camiseta y me miró con sus ojos amarillos como los gatos, reflejaban miedo, terror y... dolor.
-No... no me dejes solo, no me dejes aquí... no se lo que ha pasado pero estoy asustado, no me dejes solo.
-Esta bien, vamos a la cocina, que voy por un vaso de agua, estoy seca.
-Yo también, jeje...-Akira bajó la cabeza, mirando al suelo.
Los dos bajamos a la cocina y pasamos a la cocina, cogimos un vaso de agua cada uno... Pero a el se le cayó al suelo y se hizo añicos, se puso pálido y empezó a temblar. En un impulso le abracé, temblaba mucho y yo le abracé más fuerte. Al rato paró de temblar y le pregunté.
-¿Qué te pasó?
-Na-Nada...-Se puso de rodillas.-¡Lo siento!¡Siento lo de antes!No... no sabía lo que hacía, estaba poseído...
-Tranquilo, ya se notaba que no eras tu. Vámonos a dormir.
-Está bien, vamos que ahi sueño. Aunque yo no tengo, ¿y tu?
-No, no tengo nada de sueño.-Pegué un bostezo.-Aunque parezca mentira no tengo sueño.
-Ya claro, claro, lo que tu digas.-Me cogió en brazos.-Habrá que llevarte arria a la fuerza.
-¡Eeeeh!¡Suéltame!¡Qué me sueltes! Por cierto te has recuperado muy rápido...
-¿Eh?¡Ah!Sí, estoy bien, no te preocupes. ¡Ala a dormir!
Me subió por las escaleras hacia su cuarto y me tiró en la cama. Me metí dentro de las sábanas y me dormí.
Soñé algo bastante raro, un sueño bonito y de pronto me encontraba en un cementerio a la luz de la luna llena, miré a mi alrededor y vi en una de las lápidas que ponía ''Hiwatari Nadeshiko'' y en otra que ponía ''Hiwatari Tetsuya'', los nombre de mis padres adoptivos. Más allá vi a Akira y a un chico rubio, el mismo que vi en el jardín de la familia. Pero esta vez el niño tenía una mirada malvada y llevaba una guadaña a conjunto con el color de sus ojos azules. Una enorme guadaña de color azul claro y negro, de doble filo con dos figuras de dos medias lunas, una arriba de la otra.
Akira junto a él mirándome como si no me conociera y con desprecio. Me acerqué, no me dio tiempo a hablarle porque me desperté sobresaltada. A mi lado estaba el, dormido como un bebé, me bajé de la cama y fui a la cocina a por un vaso de agua, tenía sed. Miré afuera y vi que era de noche, una noche oscura como la boca de un lobo. Me bebí el agua y me subí arriba al cuarto y me metí de nuevo en la cama. Miré a la cara de mi amigo y puse unos ojos de cordero degollado.
Escuché un ruido raro que me asustó, me acerqué más a el e intente despertarlo...
-Akira.-Dije en un susurro.-Despierta por favor, e escuchado algo.
No se despertaba y lo tiré de la cama, entonces del golpe que se dio se despertó, se quejó y cuando pudo reaccionar se levantó y me miró con esos ojos.
-¡Ojú Akira! No me mires con esos ojos... que intimidas... jeje...
-Son los que tengo, además... como si los tuyos no intimidasen.-Desvió su mirada al suelo y se puso colorado.
-¿Pasa algo Akira? Estas muy rojo, ¿tienes fiebre?
Me acerqué, y... de pronto me cojió de la mano, me acercó a el y me besó, fue un largo y cálido beso. Al rato nos separamos y nos miramos, sus ojos amarillos miraron a mis ojos rojos y los mios a los suyos, una mirada penetrante que me congelaba y no me dejaba ir, una mirada expresiva... que hacía que... le amase...
-A-Akira, ¿acabas de hacer lo qué creo qué has hecho?
-Creo que si, creo que... te besé. ¿Te gustó el beso? A mi... si.
No sabía que responder, gustar me gustó, pero me pilló de sorpresa, al poco rato le contesté.
-Sí, me gustó mucho... Akira, ¿qué sientes realmente por mi?
-Yo... yo a ti... te quiero. ¿Y tu a mi?
-También, y desde hace bastante, más bien desde que nos conocimos. Me empezastes a caer bien, luego fuistes mi mejor amigo, y ahora te digo lo que siento...
Nos quedamos callados y al rato se escuchó la puerta, la voz de la madre de Akira llamó a su hijo.
-Akira...-Dijo en un susurro apenas perceptible.-Hijo, siento llegar tarde.
Los dos bajamos y sonreimos. Su madre, Tamiko, una mujer de pelo largo totalmente liso y negro. Le llegaba algo más arriba del trasero, ese día llevaba un vestido largo, de color azul oscuro con una raja en la parte de la pierna izquierda.
-¡Ah! Hola Sakashi.-Hizo una reverencia.-¿Cómo estás?
-Bien.-Le devolví la reverencia.-¿Y usted?
-Bien, algo cansada. Ahora me voy a la ducha. Por cierto, son las 2:00 de la madrugada, ¿qué haceis despiertos?
-Eeeemm... mamá, no teníamos sueño.
Al rato Tamiko se fue a duchar y los dos nos fuimos ha hacer algo, subimos las escaleras y fuimos su cuarto. Una vez allí me tumbé de nuevo en la cama y el se puso a mi lado y me abrazó.
-¿Quieres salir conmigo? Si no quieres no pasa nada, siempre serás mi mejor amiga.
-¿Quién dijo qué yo no quería? Yo si quiero... novios, que raro suena eso, a ver... Akira y Sakashi... no suena mal.
-¿Qué me contestas? No te avergüences.
-Te digo que... si. Anda durmamos han pasado muchas cosas hoy... además tengo sueño.
Al poco me quedé dormida, tube de nuevo ese sueño. Esta vez yo tenía una guadaña, roja y negra, enorme también, pero no era de doble filo como la del chico, era algo más simple. Vi de nuevo a Akira, con la misma cara con la cual me miraba antes y con otra guadaña también más simple que la del chico y en negra. Pude acercarme a el, pero, en cuanto le agarré de la manga de su chupa tiró de ella con brusquedad y me chilló algo así como: ''¡No eres nada para mi!¡Olvídame!''. La verdad es que no escuché con claridad lo que dijo.
Abrí los ojos, ya que noté a alguien moviéndome, miré hacia un lado y vi a mi amigo sacudiéndome. Me miraba con cara de intriga y enseguida me habló muy rápido; tan rápido que ni me enteré.
-Akira... habla más lento... ¿Por qué me despiertas?
-Estabas chillando, hablabas en sueños y de pronto empezastes a gritar.
-Si hombre, voy yo y me lo creo...
-¿Qué soñabas?
-Eeemmm...-De pronto me di cuenta que me quedé en blanco.-No me acuerdo, me he quedado en blanco... Lo único que me acuerdo es: que estaba en un cementerio y vi a un niño con una guadaña y... ya está.
-Bueno, yo solo te digo que estabas chillando...
Nos quedamos callados y nos miramos igual que la noche anterior. Me intimidaba, estaba confusa y no sabía si lo que le dije a Akira lo dije de verdad o lo había soñado. Bajamos a la cocina y desayunamos, tostadas con un vaso de leche. Una vez que acabé de desayunar subí arriba y me cambié. Me puse mi camistea de manga larga roja y mis pantalones negros, una vez vestida fui al sevicio, hice mis necesidades y me peiné.
Una vez arreglada bajé y me despedí de mi amigo y de su madre, salí por la puerta y fui corriendo hacia mi casa.
Una vez allí entré por la puerta y saludé a todo el mundo, a mi madre, a mi padre e incluso salí hacia las cuadras a saludar al caballo que el día anterior monté.
-¡Hola Dark!-Así se llama el caballo.-¿Cómo estás? Yo bien, espero que tu también.
El caballo relinchó y empezó a ponerse nervioso, me asusté y salí de allí corriendo hacia mi casa, una vez dentro esquivé todos los muebles y subí los escalones de dos en dos para llegar lo más rápido posible a mi cuarto. Una vez dentro cerré mi puerta y me metí en la cama asustada y temblando, al rato se escucharon portazos y la puerta se abrió, una figura negra, la misma que la de casa de Akira, apareció y se acercó a mi.
-¿Qué quieres?-La figura no respondió.-¡¿Qué quieres?! ¡Yo no tengo nada!
Siguió acercándose, se puso a mi lado y se sentó.
-Hola, no vengo ha hacerte daño. Solo quiero hablar contigo.
-¿Sobre qué?
-Sobre tus ojos... no eres normal, además no sois solo ese chico y tu; hay unos cuantos más, no muchos, pero no creas que sois los únicos.-Dicho esto la figura desapareció.
-<<No me ha dado tiempo a preguntarle sobre esa pulsera que se dejó>>.

Bueno ya seguire si kereis xDDD

Puchaa me tengo que ir T.T al colee! esta genialisimoo!! =D!!!


te felicito exelente historia!!^^!!


Enserio! nuevamente exelente!! eres muy buena! y siguela! la leere en la noche ^^!

q genial
me encanto la historia

deves seguirla ^^

Aki maaaas!!!!

Al rato subió Nadeshiko con una chica de cabello azul claro y ojos azules, en el izquierdo tenía una mancha de color naranja, el pelo era muy largo, más largo que el de la madre de Akira, iba vestida del mismo color que su pelo y ojos, al parecer era su color favorito. No la conocía de nada y tampoco sabía que hacía aquí. Nadeshiko se fue y nos dejó a las dos solas, la chica me miró y sonrió.
-Hola.-Hizo una reverencia.-Me llamo Larette Montesquieu, soy nativa de Francia, mis padres murieron y fui adoptada por una pareja de japoneses.-Ella se fijó en que yo miraba su pelo.-¡Ah! Éste color no es de tinte, es natural. Seguro que te preguntas que por qué estoy aquí. Bueno la verdad es que no lo sé, mis piernas me llevaron hasta tu casa. Me da la impresión de que te conozco de antes. ¡Vaya!¡Tienes los ojos rojos!
-Esto,... me llamo Sakashi, ¿nos conocemos? Me suena tu cara. ¡Ah! Mis ojos son rojos naturales, no son lentillas como mucha gente piensa.
Larette cogió la silla que había al lado de mi escritorio y se sentó en frente mia, me miró muy seria con sus ojos azules muy abiertos. Después de un rato calladas, las dos sin abrir la boca, me atreví ha hacer preguntas, así estubimos hasta que cojimos bastante confianza.
-Larette-Ella me miró.-¿Qué edad tienes?
-Quince años, ¿y tu?
-Dieciséis. Me has dicho que eres nativa de Francia, ¿es bonito aquello?
-¡Sí!¡Mucho! Es precioso, yo soy parisina, de París, la capital de Francia. El museo de Louvre lo he visto muchas veces pero nunca me he cansado de visitarlo.
-Jeje... ¿Me hablarías un poco en francés? Se algo.
-Esta bien... empiezo... Je m'appelle Larette, j'ai quinze ans et suis de la France. J'aime beaucoup les animaux, la musique et le sport. Ce qui je n'aime pas est qu'ils me mentent. Ma couleur favorite est ce qui est bleue et celui que davantage de haine est la rose. ¿Qué dije? A ver si lo adivinas.
-Me llamo Larette, tengo quince años y soy de Francia. Me gustan mucho los animales, la música y el deporte. Lo que no me gusta es que me mientan. Mi color favorito es el azul y el que más odio es el rosa... ¿Fallé?
-Vaya, menudo dominio, ninguna falta, lo has dicho todo bien.-Ella puso una mirada picarona.-¿Tienes novio?
-Que lanzada eres, bueno... me gusta uno, y ayer... nos declaramos los dos, y bueno en cuestión si tengo, ¿y tu?
-Jajaj... yo si tengo, ¿cómo se llama tu chico?
-Eeemm...-Me puse colorada.-Akira. Es mi vecino y mi mejor amigo desde que estoy aquí, también tiene los ojos raros, amarillos y con la pupila en raya, como los gatos. Es heavy, le encanta ese tipo de música, siempre viste de negro y también lleva siempre un collar de pinchos como un perro. Jajaj... a mi también me gusta ese tipo de música aunque me va más dos de los subgéneros del estilo “METAL”...
-¿Qué tipo de subgénero?
-Jajaj... que impaciente, pues el “nu metal” y el “alternative metal”, pero también me gustan muchos tipos más. Mi grupo favorito es “Disturbed”, son la caña, ¿los has escuchado?
-No, nunca oí hablar de ese grupo.
-¡Aaaaaaa...¡¿Nuncaaaa?!¡¡Espera que ahora te lo pongo!!
Cojí el portaCDs y agarré uno de los discos de ese grupo, conecté el equipo de música y metí el CD. Puse mi canción favorita “Pain Redefined”, sin poder contenerme me puse a cantarla... Cuando terminó la canción miré a mi nueva amiga, ella me miraba y en seguida se empezó a reir, se tubo que agarrar y todo a la silla para no caerse.
-Ya se que canto mal, pero no es para tanto... Dime la verdad ¿canto mal?
-Bueno si te soy sincera, mal del todo no, pero tampoco cantas como un ángel.
-Ya lo sabía, pero gracias por ser sincera. ¿Quieres ir por hay?
-Sí, la verdad es que... me gustaría conocer a ese chico... Akira.
Yo dije que si con la cabeza y las dos nos fuimos por la puerta, antes me despedí de mi madre y miré la hora: <<Las seis de la tarde ya, no veas que rápido se me ha pasado el tiempo. Akira espero que estes en tu casa ella es una de nosotros seguro>>.-Seguimos andando hasta llegar a la casa de mi amigo. Una vez en frente de la casa llamé a la puerta y apareció la madre de Akira, Tamiko. Me miró extrañada y me sonrió, miró a Larette y me volvió a mirar.
-¿Qué pasa Sakashi?
-¿Está Akira? Quiero presentarle a esta chica. Antes se la presento a usted; se llama Larette Montesquieu y es nativa de Francia.
-Encantada Larette.-Hizo la típica reverencia.-Yo soy Tamiko, la madre de Akira.
-Encantada señora.-Le devolvió la reverencia.-Espero caerle bien a su hijo.
-Seguro que sí. Akira está en su cuarto, escuchando su música, me tiene loca.
-Gracias Tamiko.-Me fui corriendo dentro da la casa.
Una vez dentro subí las escaleras junto a Larette, entré al cuarto de Akira muy disimuladamente, hay estaba con la música puesta, estaba escuchando a su grupo favorito, y el de casi todos los heavys... “Iron Maiden”. Me quedé apoyada en la puerta, mirándole.
-¿Qué?¿Cantando? Sigo diciendo que “Disturbed” mola más.
-Jajaja...-Se giró.-Ya, pero este es EL GRUPO.-Miró a Larette.-¿Quién es ella?
-Se llama Larette, es de Francia y tiene quince años. Es una de nosotros, los ojos son normales pero el pelo como ves es azul.
-¡Ajá! Bueno, me llamo Mashirito Akira, encantado.-Hizo la típica reverencia.
-Encantada.-Se la devolvió.
-No se como los japoneses no se hartan de reverencias.
-La verdad es, que yo tampoco.
De pronto me acrdé que al otro día había instituto y yo no había hecho los deberes que nos mandaron para hacer en las vacaciones de invierno.
-¡Madre mía!¡Mañana instituto! Akira... por favor...
-¿Los deberes?¿Otra vez se te olvidaron los deberes que nos mandaron para las Navidades?
-Sí...-Agaché la cabeza mirando al suelo.-Siempre igual, jeje... menudo desastre que soy. ¿Me los dejas?
-Toma...-Cojió sus deberes y me los dejó.-Tienes suerte de que sean pocos, si no, en una tarde no los terminas.
Se sentó en su cama y bajó el volumen de la música, me miró y me dedicó una media sonrisa, cada vez que me sonreía de esa forma me ponía hecha un flan. Cuando pude reaccionar le devolví la sonrisa de la misma manera. Esa tarde pensaba salir con Akira y Larette, pero como los deberes se me olvidaron me quedé la tarde entera haciendo deberes... lo único que me consolaba era que estaba al lado de Akira.
Alrededor de las 20:15 horas acabé mi trabajo, ya era muy tarde y me tube que despedir, me fui con Larette y ella a mitad de camino se separó de mi, nos despedimos en su idioma.
-Avoir Sakashi.
-Avoir Larette.
Camino a mi casa el camino se oscureció, a los cinco minutos ya estaba en la puerta, entré y me fui directa a la ducha. Me duché y al rato salí, me sequé, me puse el pijama y me fui a la cama temprano. En seguida me dormí y empecé a soñar, el mismo sueño de todas las noches, en el que aparecía el chico rubio y Akira... pero esta vez habían más personas, habían tres chicas más, a ninguna le vi la cara. De pronto se me acercó a mi el rubito, me miró y muy serio empezó ha hablarme...
-Hola, me llamo Hatsúe. Ahora estoy metido en tus sueños, nos conoceremos dentro de poco en persona, soy el supremo de esta raza.
-¿Qué raza?¿Qué somos? Eres el supremo se supone que deberías de saberlo, ¿no?
-Aunque yo sea el supremo no lo se, al igual que tu hace poco que soy así. En apariencia soy normal, lo típico, rubio y ojos azules, ¿qué más podía pedir? Por lo menos soy normal.
-¿Tengo algo más qué saber aparte de qué eres normal en apariencia?
-Se que te llamas Sakashi. Y espero ser tu amigo. Adios te tienes que despertar ya es la hora del instituto... nos veremos más pronto de lo que te imaginas.
Me desperté de pronto, miré el reloj y vi que eran las 7:00, mi hora tal y como dijo Hatsúe, me vestí e hice mi cama, me fui al baño y me peiné, una coleta alta y dos mechones saliendo de los lados. Me cojí la mochila y la preparé, metí los libros y por supuesto los deberes que había hecho la tarde anterior con tanto “esfuerzo”. Le debía una a Akira, en verdad le debía muchas. Bajé al salón y fui a la cocina, me hice el desayuno, como todas las mañanas, dos tostadas y un vaso de leche. Terminé al rato de desayunar, escribí una nota a la familia que me había adoptado y me fui al instituto.
Ese día me iba sola, siempre me iba sola, Akira no podía acompañarme porque la madre lo llevaba en coche siempre antes de irse ella al trabajo y a mi no me podían recoger. A mi no me importaba yo vivía algo más cerca que el y me daba tiempo a llegar. Por el camino vi a varios niños de mi instituto, todos me miraban extrañados, solo me conocían de vista ni siquiera sabían mi nombre. Al poco llegué al instituto, miré el nombre y leí...
-Instituto Kaibara... de vuelta a la rutina.-Entré por la puerta principal.
Una vez dentro del centro fui a mi clase, 4ºC, la clase a la que los profesores llaman “la clase del horror”, por el simple hecho de que hay más suspensos en esa clase que en cualquier otra. Si somos unos negados para el estudio no tenemos culpa... bueno yo no soy el caso, no soy una negada, es solo que no me gusta estudiar y suspendo. Siempre dudo en si entrar a clase o no, siempre que entro me miran y pegan un respingo, lo mismo pasa con Akira.
Entré a la clase y me senté en mi sitio, a mi lado se supone que tenía que estar Akira, pero no estaba, pensé en si se había puesto malo, nunca falta a las clases.
-<<¿Se habrá puesto enfermo?¿O simplemente se habrá dormido?>>.
-¿Hiwatari Sakashi?-Dijo la profesora, había comenzado a pasar lista.
-¡Yo! Señorita, Mashirito Akira no ha venido hoy, no se lo que le ha pasado.
-Está bien, su madre llamó hace un rato y dijo que estaba enfermo. No te preocupes.
No contesté, saqué mis cosas, estuche y el libro de biología, la asignatura que tocaba los lunes a primera hora. Pasó la hora entera bastante rápida y tocaba matemáticas, la peor asignatura de todas, en ese momento deseé que la señorita se cayese por las escaleras o que se pusiese enferma. Cerré los ojos y me imaginé como se caía por las escaleras, cuando los abrí, pensé que ojalá no pase eso, pero ya era demasiado tarde, un alumno vino corriendo y dijo a gritos:''¡¡La señotita de mates se ha caído por las escaleras y se ha roto una piernaaa!!'' Todos se pusieron a gritar de alegría, yo los imité con disimulo, en mi subconsciente pensaba que yo tenía la culpa y al mismo tiempo la alegría de todos. Pero como nadie sabía que eso fue provocado no podía decir nada, me callé y me senté como si nada.
Vino un profesor de guardia, en esa hora libre que teníamos decidí probar de lo que era capaz de hacer yo, entonces deseé que las demás horas no hubiesen clases. Al rato acabó la hora y vino otro profesor diciendo que nos podíamos ir a nuestras casas. Lo que había deseado se hizo realidad, entonces me di cuenta de que no podía utilizar mucho lo que tenía, si no me acarrearía algo muy malo, algo inpensable. Nos dejaron salir del instituto y todos se fueron a sus casas menos yo que me fui a dar una vuelta por ahí. Salí de allí y me fui al monte de al lado, no era muy alto y arriba se estaba bien a gusto. De pronto un chico se puso delante de mi y me miró, me di cuenta de que le había visto antes, me atreví a preguntar...
-¿Hatsúe?
-Sí, soy yo.-Me sonrió.-Si te he asustado lo siento, no era mi intención.
-No pasa nada, ¿qué quieres? Me dijistes que pronto nos veríamos, pero no tan pronto.
-Quería ver a mi subordinada más poderosa.-Mi miró a los ojos.-Bonitos ojos.
-Yo no soy subordinada de nadie...
-Si lo eres, yo soy tu superior, si no me crees demuéstralo.
-¿Cómo?¿Luchando?
-Sí, con nuestras armas. Las guadañas, tu vistes la mía en tu sueño y también vistes la tuya.
-Si, las vi. Pero, ¿cómo vamos a luchar ahora sin ellas?
Hizo un chasquido de dedos y nos encontramos en lo alto de una montaña con nieve, la cosa era que no hacía frío. El sacó su arma y me dio la mía, eran exactamente iguales a las que había visto en mis sueños... el me dijo que podía meterse en mis sueños, tal vez el me hizo ver las armas.
-Ya está todo listo. Comencemos.

*o* tu historia mola sakashi

seeeeeee POLERA DE DISTURBED !!! xDD

Aki maaas^^

Desapareció de mi vista y apareció por detrás de mi, me asestó un golpe con su arma de enormes dimensiones y yo lo paré a duras penas con la mia. Se echó hacia atrás y miré su guadaña de dos medias lunas azules, de pronto desmontó el arma, cojió una de las medias lunas y me la lanzó, pegué un salto hacia arriba y lo esquivé, pero esa cosa volvió...
-No tengo intención de matarte.-Paró el arma y volvió a montarla.-Has luchado bien.
-Oye... ¿Vas a mi instituto?
-Mañana empezaré las clases allí... adios nos vemos mañana.
Desapareció y decicí irme a mi casa, hice mi camino habitual, estube tan metida en mis pensamientos que el camino se me hizo corto. Llegué a mi casa y entré, saludé como de costumbre y me fui a mi cuarto. Mi madre me vió llegar demasiado temprano y me dijo...
-¿Qué haces aquí a estas horas? Es tempranísimo.
-Faltaron los profesores y dijeron que nos fuésemos a nuestras casas.
-Esta bien, si tienes deberes hazlos, y después estudia un rato.
Sin responder me fui a mi cuarto he hice los deberes, como había pocos los terminé rápido y me puse a estudiar. Estube así dos horas, me acordé de que Akira estaba enfermo y fui a visitarlo.
-¡¡Mamá me voy a ver a Akira que está malo!!
-¡Está bien no tardes!
Salí de la casa y cerré la puerta de un portazo, me fui corriendo para la casa de mi amigo y en seguida estube allí, la madre me abrió la puerta la saludé y subí corriendo al cuarto de mi compañero. Abrí la puerta de golpe y como de costumbre entré gritando y saludando.
-¡Buenos días!¡Buenas días!¿¡Cómo estamos!?-Vi a Akira tumbado en la cama.
-Uuumm... mal... me encuentro mal... de hecho muy mal... me duele el cuerpo entero...
-¿Cuándo te pusistes así?¿Anoche?¿O esta mañana?
-Anoche... me puse con fiebre así porque así... oye no es por nada pero hoy no tengo ganas de visitas, lo siento... si estoy mejor mañana voy al instituto. Una pregunta, ¿no deberías de estar en el instituto?
-Si, pero los profes faltaron y nos dejaron salir antes
-¿Qué deseastes?
-¿Yo?-Lo miré sorprendida.-Yo... deseé que la de mates se cayese por las escaleras y que los demas profesores faltasen... y eso ocurrió. Bueno me tengo que ir.
-Adios Sakashi.
Salí por la puerta sin decir nada más, sabía que desear esas cosas me acarrearía problemas, me fui a mi casa y sin decir nada me metí en mi cuarto, me acosté y al instante me dormí, volví a soñar lo de todas las noches. Soñé con el cementerio con el chico con el que hoy luché, Hatsúe, y de pronto vi la cara de mi nueva amiga, Larette, con una katana de mango azul cielo y la hoja del mismo color pero más claro. Me acerqué a ella y la miré fijamente a los ojos. Miré hacia un lado y vi a una chica de pelo y ojos morados, con una cara muy alegre, llevaba el pelo recogido en dos cocos con cintas que le colgaban y se movían al viento, no sabía quien era pero llo que si sabía era que pronto la conocería. La chica llevaba un arma que nunca había visto pero si sabía como se llamaba, un arma que siempre admiré, los sais; los portaba con elegancia y delicadeza, como si fuesen su vida.
Vi de nuevo a Hatsúe con su enorme guadaña y mirándome con su mirada de siempre, una mirada única en él, una que nadie tenía y que me provocaba escalofríos. Me acerqué temblando con mi arma bajada y sin quererlo, simplemente por un impulso me arrodillé ante mi superior, expulsaba un aire de respeto y dominación sobre sus discípulos, osease nosotros. De pronto todos se arrodillaron al igual que yo y agachamos las cabezas, mirando al suelo.
-Yo hago que tu veas todo esto, pero es solo un sueño.-Hizo un chasquido con los dedos y todos desaparecieron.-Esto no es real, pero puede serlo. Un día os arrodillaréis, y me acpetaréis, si no lo hacéis no es problema, no os obligaré.
-¿Quién es esa chica del pelo morado?
-Ya la conocerás, ahora te toca despertarte hoy conocerás a alguien, a dos personas y yo estaré en tu instituto y en tu clase. Ahora despierta.
Al rato abrí los ojos y miré a mi alrededor, me levanté y vi que yo no estaba en mi cama si no en el suelo, me había caído y con razón me dolía todo el cuerpo. Me estiré, hice la cama y me vestí. Fui al cuarto de baño, me peiné, me lavé la cara y me pinté los ojos. Al poco tiempo salí y desayuné, cuando terminé me pasé por el cuarto de baño de nuevo y me lavé los dientes, subí a mi cuarto he hice mi maleta y al rato salí dirección al instituto. Akira seguía enfermo y no podía venir, tenía bastante fiebre, pero ya se estaba recuperando, al llegar a la puerta del instituto vi a Hatsúe, a Larette, a una chica de pelo y ojos morados y a otra con el pelo negro y los ojos morados, con el izquierdo más claro que el derecho. Miré extrañada, jamás había visto a las dos últimas chicas, me acerqué, ellas me miraron y sonrieron, la de pelo y ojos del mismo color se me acercó. Y muy animada emepzó ha hablarme como si me conociese de toda la vida.
-Hola me llamo Temari. Soy de Hong-Kong, China y tengo 15 años ya mismo 16... No hace falta que tu te presentes aquí ya sabemos como te llamas y todo.
-Am... No se qué decir... ¿Encantada?
-Lo mismo digo, ella es Sibile.-Dijo señalando a la de cabello negro.-Es mi hermana melliza.
-Encantada.-Dijo Sibile.
-Lo mismo digo Sibile, encantada de conocerte.-Le contesté de mala gana.
Entramos dentro del instituto y fuimos a la clase que nos tocaba, plástica, todo el mundo estaba dormido a primera hora de la mañana. Levantarse a las 7:00 de la mañana no era muy agradable que digamos, yo al igual que todos, estaba dormida y aunque plástica era mi clase favorita eso no me quitaba que estubiese asi de dormida. Miré a todos los lados y vi que estaban todos los que eran como yo menos Akira, la verdad era que le echaba de menos y me sentía rara con toda esa gente que era como nosotros. Siempre creimos que éramos los únicos y ahora veía que no, eso me alegraba la gente de la clase ya no nos miraban mal ya se nos acercaban y por lo menos nos pedían algún material, asi se empieza.
Al rato se pasó la clase y fuimos a la segunda, matemáticas, pero la señorita tenía que guardar reposo absoluto por la caída que tubo en las escaleras el día anterior. Subimos a la segunda planta, en la cual estaba nuetra clase y entramos junto al profesor de guardia. Nos pusimos ha habla Hatsúe, Larette, las dos mellizas y yo.
-Muy bien.-Empezó Hatsúe.-Hola lo primero. Yo soy Hatsúe el supremo de todos nosotros, el jefe de esta raza.
-Hola.-Dijimos todos a la vez.
-¿Por qué dices raza?-Dijo Sibile.-¿Acaso somos algo raro?
-Pues claro que somos raros, ¿quién ha visto a alguien cómo nosotros? Además somos una raza porque solo nosotros somos así.
-Tu pareces normal... Ojos azules y rubio, eres normal.
-Tu misma lo dices, parezco normal, pero no lo soy... cuando utilizo el poder que cada uno tenemos estos ojos azules se vuelven grises y el pelo gris. Cosa rara de la vida.
-Ese poder que dices.-Pregunté.¿Varía según la persona o todos tenemos el mismo poder?
-Varía. Por ejemplo, yo manejo todos los elementos y los mezclo creando otros nuevos. Larette maneja el agua, Sibile y Temari el aire, Akira el rayo y otro más, y tu... bueno tu eres como yo los manejas todos pero aparte tienes otros dos... y no sé si más.
Me quedé muda, sin habla no sabía ni siquiera que podía manejarlos y de hecho nunca los había utilizado. Lo miré con cara inexpresiva y cuando pude reaccionar pregunté.
-¿Sibile y Temari tienen el mismo elemento por qué son hermanas?
-Sí, el hecho de que sean mellizas hace que tengan el mismo elemento.
-Vale, eso lo comprendo. ¿Y por qué yo tengo todos si no los he utilizado nunca?
-No lo sé. Por eso te dije que eras la más fuerte. Además tus ojos no son rojos de casualidad, tienes el...-El timbre sonó.-...bueno ya te lo diré en otra ocasión.
El profesor de guardia se fue y vino el de lengua y literatura, ha darnos su clase. Pasó el profesor, un hombre alto, con una entrada bastante grande en la coronilla, pelo de color grisáceo por culpa de la vejez y ojos marrones. Saludó y se sentó en su silla, sacó los libros.
-Hoy toca literatura, página 60 del libro, La Celestina, una obra española, un teatro, se llama en verdad Tragicomedia de Calisto y Melibea. En esta página viene un fragmento. Voy a sacar a parejas para que la representéis.
Todos sacamos el libro y nos pusimos por la página que dijo y se puso a pasar lista, los nuevos: Larette, Hatsúe y las mellizas se presentaron y nos pusimos a dar la clase.
-A ver empecemos...-Miró a todos los alumnos.-Hatsúe y... Sakashi. Salgan.
Los dos salimos sin quejarnos con los libros, y empezamos a leer en voz baja durante unos diez minutos, al poco el profesor dijo que guardásemos los libros. Ambos los pusimos encima de una mesa vacía y suspiramos.
-Muy bien empiecen, quiero que lo interpretéis, como si fuese un teatro de verdad, adelante los dos.
-En esto veo, Melibea,...-Empezó Hatsúe a modo de Calisto.-...la grandeza de Dios.
-¿En qué, Calisto?-Seguí a modo de Melibea.
-En dar poder a natura que de tan perfecta hermosura te dotase y hacer inmérito tanta merced que de verte alcanzase y en tan conveniente lugar, que mi secreto dolor manifestarte pudiese. Por cierto, los gloriosos santos,...-Paró un poco y miró el libro.-...que se deleitan en la visión divina, no gozan más que yo ahora en el acatamiento tuyo. Mas, ¡oh, triste!, que en esto diferimos: que ellos puramente se glorifican sin temor de caer en tal bienaventuranza, y yo,...-Miró de nuevo.-...mixto, me alegro con recelo del esquivo tormento que tu ausencia me ha de causar.
-¿Por grande premio tienes esto, Calisto?
-Téngolo por tanto en verdad que,...-Volvió a mirar.-...que, si Dios me diese la silla sobre tus santos, no lo tendría por tanta felicidad.
-Pues aún...-Miré el diálogo.-...más galardón te daré yo, si perseveras.
-¡Oh bienaventuradas orejas mías, que indignantemente tan gran palabras habéis oído!
-Mas desaventuradas de que me acabes de oir. Porque la paga será tan fiera cual merece tu loco atrevimiento. Y el intento de tus palabras, Calisto, ha sido de ingenio de tal hombre como tú, haber de salr para perderse en la virtud de tal mujer como yo. ¡Vete, vete de ahí, torpe!
Acabamos de actuar y los compañeros nos aplaudieron, al igual que el profesor, cada uno nos fuimos a nuestro sitio correspondiente y nos sentamos. Salieron más parejas y cada vez que terminaban aplaudíamos, hubo una que lo hizo con las expresiones que cada frase transmitía, todos aplaudimos con fuerza. Al poco terminó lengua y estubo el recreo, nos fuimos a un lugar apartado de la gente y nos sentamos en el suelo.

ya eh leido dos cap!! fantasticoos!!! me encantoo!!! eres exelente !!!


te felicito exelente trabajo ahora leere lo que me queda ^^


te felicitooo y siguela! ^^

*¬* de seguro te sacas un 10 en esta historia

al principio tu personaje tuvo el mismo como decirlo destino que los padres de winry
de FMA

esta bien (Y)

Jejej... gracias, eso espero aprovar ^^ Aki un poco mas:

Nos comimos nuestros desayunos y nos miramos, los veía extraños, no los conocía de nada y ya nos juntábamos como si nada... solo por ser parecidos en algo. Íbamos ha hablar pero unos matones del instituto se nos acercaron y empezaron a vacilarnos.
-¡Ey!¡Chicos raros! Queremos que nos deis vuestro dinero, todo el que tengáis.
-Ni en broma.-Dijo Sibile.
-Ni de coña.-Seguí yo.
-Vuestras ganas.-Dijimos a la vez todos.-Os quedáis con las ganas.
-Muy bien.-Dijo el más grande de todos los matones.-Os lo habéis buscado vosotros solitos. ¡Chicos a por ellos!
Nos cojieron a todos por los brazos y nos los estrujaron para provocarnos dolor, para pedirles perdón y darles lo que pedían, el dinero. El matón más grande le pegó a Hatsúe un puñetazo en la cara, éste se lo devolvió casi de inmediato, así empezaron una pelea. Nosotras, las chicas, nos pusimos a pegarles y así se siguió la pelea, hasta que llegó un profesor y nos cortó todo el rollo. Nos cogió a todos y nos llevó hasta el despacho del director sin decir nada, solo murmurando palabras que no entendíamos porque las decía muy bajo.
Al poco llegamos al despacho del director, éste nos miró como sabiendo que ya habíamos hecho algo, suspiró y se levantó. Se acercó al que había pegado a Hatsúe y se lo llevó afuera. Después de un rato el chico vino casi llorando y pidió perdón por haberle pegado, se disculparon los dos y el grupo de matones se fue. El director del instituto Kaibara, el centro se llamaba así en honor a el, nos señaló y con la mano dijo que nos acercásemos. Todos obedecimos y el se levantó.
-Se que vosotros habéis empezado la pelea... por eso, aunque me duela mucho, os expulso del centro veintinueve días...
-¿¿¿¡¡¡QUÉÉÉÉ!!!???-Gritamos todos a la vez.
-Es lo que hay. Esos chicos me han contado lo que ha pasado y os han pedido perdón por haber seguido la pelea. Estais... ¡¡EXPULSADOS!!
-Pero...
-¡Nada de peros! Expulsado y punto, fuera de mi vista, hasta dentro de veintinueve días. Yo nunca acepté que os dejasen entrar aquí, pero tuve que permitirlo. ¡FUERA DE MI VISTA TODOS!
Nos fuimos de allí, entramos a la clase, cojimos nuestras mochilas y nos fuimos abajo en dirección a la puerta del centro. Al salir deseé con todas mis ganas que esos niñatos se muriesen, cerré los ojos y pensé en sus caras. Volví a abrir los ojos, muy abiertos y sin darme cuenta en voz alta pronuncié: “¡Moríos!”-Todos mis compañeros se me quedaron mirando como diciendo que por favor eso no se cumpliese. Al rato se escuchó un grito desde el instituto, nos dimos la vuelta y fuimos corriendo hacia el lugar. Llegamos y entramos a todo correr, nada más entrar vimos a un grupo de alumnos formando un corrillo, nos acercamos y vimos los cuerpos sin inertes de esos chicos a los que, por rabia, les había deseado la muerte.
Miré horrorizada aquel panorama y salí corriendo del lugar, una vez fuera me entraron arcadas y vomité, no tenía nada en el estómago pero vomité. Al poco Hatsúe vino y me miró, no con esa mirada fría, si no con una tierna y amable, me puso la mano en el hombro y me preguntó.
-¿Estás bien?
-S-sí... yo... yo no... yo no quería hacerlo... no quise...-Me miré las manos y me las llevé a la cara.-¿Qué soy? Deseo algo y se cumple... soy... soy un monstruo debería de estar muerta...-Empecé a llorar y Hatsúe sin pensarlo me abrazó.
-Tu no eres un monstruo, ninguno de nosotros lo es. Los verdaderos monstruos son los que no nos comprenden, mejor dicho, los que no estan en nuestro lugar. No llores, no tienes motivos...
Al poco paré de llorar y vinieron los demás, sonrieron todos menos Sibile, parecía una persona bastante seria, pensé en si le había caído bien o no. Pensé que tal vez era muy seria y punto. Al poco ella, me sorprendió, preguntó algo que me tubo que repetir porque no e había enterado, más bien no me lo creía.
-Digo que nos vayamos de fiesta, no tenemos instituto, estamos expulsados, así que vamos de fiesta.-Todos dijimos que sí con la cabeza y ella sonrió.-Muy bien... vámonos de copas...
-¡¿De copas?!-Dije asombrada.-Yo... yo nunca he bebido.
-¿Nunca? Jejeje... te voy a enseñar a beber. Vamos a beber: Bermú, ginebra, ron, etc.
-¿Bermú?¿Eso qué es?
-Es el Martini, pero Martini nada más que es una marca a partir del Bermú.
-Aaa... vale...<<No parece la Sibile de hace un rato... da miedo...>>
Todos nos fuimos a nuestras casas, llegué a la mía y le expliqué a Nadeshiko lo ocurrido, ella me compredió y no me regañó. Le dije que saldría y que volvería tarde, y que si no volvía era porque dormía en casa de Larette.
Cojí el móvil, las llaves y mi collar de oro con una medallita que ponía mi fecha de nacimiento, en la entrada me coloqué la cadena y salí. Fuera estaban todos, menos Akira, que seguía enfermo, le fui a visitar varias veces pero siempre me decía que no tenía ganas de ver a nadie, así que me iba. Vi a todos mis compañeros, tenía amigos, eran como yo y eso me hacía sentirme feliz. Sibile iba vestida con unos pantalones negros y una camiseta morada. Temari con un traje de china de color morado claro. Hatsúe iba con una camiseta negra con rayas blancas y unos pantalones vaqueros. Larette con una camiseta azul cielo y vaqueros. Y yo... iba diferente a ellos... sudadera roja con letras que ponia ''Rock and Roll'' y unos vaqueros anchos.
-Esto Sakashi... ¿No te vas a cambiar?-Me preguntó Sibile.
-No, así estoy bien, no me mola ir como los demás. Parecen todos clones.
-Es cierto.-Contestó Temari.
-Bueno da igual, vámonos de juerga.-Dijo de nuevo Sibile.-¡¡Juergaaaa!!
-Temari...-Le pregunté.-¿Siempre se pone así?
-Sí... siempre que hay fiesta sí... es única...
-Ya se nota que le gustan las fiestas.
Fuimos a la estación a coger el tren que iba hasta Kobe-Osaka, la megalópolis más importante de toda Japón. Compramos los billetes del tren y nos metimos dentro, cojimos sitio y nos entamos uno al lado del otro, para no separarnos y poder hablar. Hatsúe se sentó a mi derecha y Larette a mi izquierda, Temari al lado de Larette y Sibile al lado de Temari. Hatsúe me acercó a mi oído...
-Desea que lleguemos rápido. A ver si se cumple.
-Esta bien...-Cerré los ojos y deseé lo que me pidió.-<<Deseo llegar a Osaka con todos mis amigos>>.
Al abrirlos el tren ya había llegado, miré a mis compañeros, corriendo miré la hora, solo habían pasado cinco minutos, si no lo hubiese deseado, hubiésemos tardado media hora. Hatsúe se me acercó y me puso la mano en el hombro, suspiró y me miró sonriendo.
-Estaba seguro de que podías conseguirlo.-Sonrió de nuevo.-Eres muy poderosa.
-¡Bueno chicos!-Gritó Sibile.-¡Vámonos de copas!
-¡¡Sí!!-Gritamos los demás.
Salimos de la estación y empezamos ha andar por las calles de Osaka. Estubimos bastantes horas andando, eran ya las cinco de la tarde cuando miramos el reloj. Entramos a un bar y nos sentamos. La camarera nos miró raro, éramos los únicos clientes así que no tubo más remedio que atendernos. Vino y como todo buen japonés, hizo una reverencia y nos apuntó lo que pedimos. Al poco vino con el té que pedimos y se fue a su sitio a esperar a más clientes.
Miré el lugar, estaba bastante adornado, flores de cerezo secas que estaban colgadas de la pared y dos grandes abanicos también colgados en la pared. Paredes rosa cerezo con ribetes rosa más oscuro. Como todos los de allí, nos sentamos en el suelo, de rodillas y sin zapatos, solo con calcetines. Miré mi cadenita y miré el nombre, mi antigüo y verdadero nombre
-Que cadenita más bonita.-Me dijo Temari.
-Si... es lo único que me queda de mis verdaderos padres, ellos me la regalaron.
-¿Qué pone?¿Sakashi?
-No... Sakashi no es mi verdadero nombre...
-¿No?-Dijo Larette.-¿Entonces cuál es?
-Lerika, así me llamo.-Suspiré y dejé de toquetear la cadena.
-¿Lerika? Bueno, ¿tu de dónde eres originaria?
-España. Un lugar precioso, yo soy de Málaga.
-Si España es tan bonita, ¿por qué estas en Japón?-Preguntó Hatsúe.
-Prefiero...-Dije triste.-...no recordar... así que no me preguntéis por qué estoy aquí.
Nos quedamos callados, no abrimos la boca para nada, bebimos cada uno su té, y fuimos a pagar. La camarera nos dijo sonriendo que no hacía falta que pagásemos, con una sonrisa falsa dijo que era “cortesía de la casa”, cuando contestó eso pensé que nos tenía miedo y creía que le íbamos a atacar o algo. Ya eran las cinco y media de la tarde seguimos nuestro paseo y sin quererlo entramos en una calle bastante oscura a pesar de ser de día.

*¬*

no lo dejes asi T_T

Aki mas. Cambio de nombre ya no se llama Red Devil se llama Las lagrimas del Diablo. ^^ Disfruten^^

Olía mal. Escuchamos un ruido y miramos hacia atrás, no había nada ni nadie, así que seguimos nuestro recorrido. Salimos a toda prisa de ese callejón por el olor.
Al salir nos encontramos en una plaza, nunca la habíamos visto, creo que ni siquiera existía, al pasar por el centro de la plaza, ésta se cerró y se quedo en forma circular. Se vio aparecer a una figura tapada hasta la cabeza con una túnica con capucha negra y bordes morados. Nos miró y se quitó la capucha, dejando ver su rostro. Una chica de pelo largo y rubio y ojos verdes hierba. Se acercó a nosotros y se presentó.
-Me llamo Ayame Fujiwara. Soy nativa de aquí de Japón. No soy como la mayoría de vosotros que tienen a sus padres muertos. Los míos están vivitos y coleando.
-<<Será borde la tía esta, es para darle dos ostias>>.-Pensé.
-¿Y qué es lo qué quieres?-Preguntó Hatsúe.
-Seguro que tu me recuerdas... Sakashi, ¿o debería de decirte Lerika?
-Tu eres...-Me fijé en su ropa y reconocí su voz, era la misma persona.-... tu eres la persona que vino a mi casa el mismo día en el que conocí a Larette.
-¡¡Exacto!! Y también soy la que dejó la pulsera esa, no era mi intención pero se me cayó. Menos mal que la rompistes, esa pulsera era una condena, si la llevaba me poseía y si no la llevaba me sentía sola. Y así es como me siento ahora... sola. Así que dame otra... Es broma...
-Bueno, ¿pero qué es lo qué quieres?-Volvió a preguntar Hatsúe.
-Solo darle las gracias a Lerika... o Sakashi tal y como es su nombre ahora.
-Dime Lerika, me gusta más.
-Me las piro vampiro, por cierto ya son las nueve de la noche, si lo que queríais era iros de copas hacerlo rápido. Que ya es tarde.
La plaza se abrió y la chica desapareció, la plaza no era más que una ilusión, no existía, ¿acaso Ayame controlaba el tiempo y los lugares a voluntad propia? La respuesta parecía ser que sí. Seguimos nuestro camino y fuimos a una discoteca cercana de donde se encontraba la falsa plaza. Una discoteca por fuera algo destrozada, pero por dentro era una pasada. Entramos, el lugar lo escogió Sibile, música a tope de volumen luces de todos los colores, las luces que más abundaban eran las rojas. El DJ, un japonés al que le iba la marcha y la gente bailando sin importarle nada. Además, se estaba bien ahí porque las luces tapaban lo raro en nosotros, los ojos y el pelo de Larette y Temari, lo único que nos diferenciaba del resto.
Fuimos esquivando a la gente hasta que llegamos a la barra, pedimos nuestras bebidas, cuatro martinis a palo seco y un vaso de agua, el agua era para Larette. Nos los trajeron al poco de haberlos pedido y me tomé un sorbo de mi vaso de martini, estaba más rico de lo que esperaba. Mis amigos me miraron y se empezaron a reir, al poco pararon y Sibile se me acercó.
-Lerika... ¿te ha gustado el anís?
-¿Anís?¿Pero esto no es martini?
-Jajaja... ese vaso es del hombre de al lado, eso es anís, que antes lo ha pedido, el tuyo es este.-Me pasó mi vaso y pedí disculpas al señor.-Jajaja... este es el martini.
-Oye Sibile, ¿sabes si hay algún concurso o algo?-Preguntó Larette.
-Sí, lo hay. Es de decir cosas improvisadas, la mejor gana.
-¿Y cómo va?¿Ellos eligen al candidato o sales tú a voluntad propia?
-Ellos lo eligen.-Un hombre se acercó a nosotros.-Mira allí viene uno.
-Chica... tu eres la candidata.-Me dijo el hombre.
-Pero yo...-Me cojió del brazo y me sacó al centro.-... yo no se componer ni nada...
-¡¡Aquí tenemos a la primera candidata!!¡¿Cómo te llamas!?.-Le dije mi nombre.-¡Con todos ustedes Lerika! Vamos Lerika empieza.
En ese momento estaba lloviendo, escuché el sonido de la lluvia golpeando los cristales, cerré los ojos y se me ocurrió algo. Abrí los ojos y miré a todos, me concentré y empecé a decir... lo que me salía del alma...
-El Cielo está llorando, ¿por qúe llora? Llora porque ha perdido a su amada, la Luna. Llora desconsoladamente y grita enfurecido por haberla perdido. El Sol se la arrebató, la quitó de sus brazos y se la llevó. El la sigue amando y buscando. Es un amor infranqueable, un amor eterno que dura y perdura por el fin de los tiempos...
aré porque no se me ocurría nada más y bajé del lugar dispuesta a ir a mi sitio con mis amigos, pero un par de personas pregutó que como seguía. Les dije que ni yo misma lo sabía. Pero que estaba segura de que la Luna y el Cielo se unirían por las noches, el en ocasiones lloraría de felicidad por haberla recuperado por una noche y ella brillaría como nunca. Todos me miraron de nuevo y sonrieron, me sentí uno de los normales, no un bicho raro. Al rato decidimos irnos, ya era muy tarde y teníamos sueño, así que nos fuimos cada uno a su casa.
Fui caminando hasta mi casa, mis padres estaban dormidos, entré con cuidado, me puse el pijama y me acosté en la cama para dormir. No soñé nada, estuve muy tranquila esa noche.
A la mañana siguiente me desperté por el sonido del despertador, como casi todas las mañanas. Me vestí, me peiné he hice mi maleta. Bajé y desayuné lo de todas las mañanas, acabé de todo. Pero... me acordé de que estaba expulsada, así que subí a mi habitación y dejé la maleta. Después bajé y me senté en el sofá a ver la televisión. Puse las noticias y ví el canal 'SakuraTV' el canal más visto en Japón y a la vez el más mentiroso. Ví ese canal porque era el único que había a esas horas de la mañana y además para reirme de las mentiras que soltaban. Empezaron sus mentiras matinales, o eso creía yo, empezaron enfocando el I.E.S. Kaibara. La grabación era del día anterior. Un reportero estaba en el lugar de los hechos, tal y como lo llamaban.
-Estoy en el lugar de los hechos, el instituto donde cuatro chicos han sido asesinados sin motivo aparente. Antes tuvieron una pelea con un grupo de chicos. El grupo estaba formado por un chico y cuatro chicas. Todos estaban clasificados de extraños en el I.E.S. Kaibara, al parecer todos les rechazaban. Vay a entrar dentro.-El hombre entró en el lugar seguido por los cámaras.-Ya estamos dentro, voy ha hablar con el director.
El reportero fue al despacho del director,éste lo acogió con mucho gusto, encima sonreía el muy falso. Se saludaron congiéndose las manos, algo así como 'choca esos cinco colega' pero educado. Los dos hombres sonreían, y a saber si el cámara también.
-Buenas tardes señor Kaibara.
-Buenas tardes y bienvenido a mi instituto señor Fujiwara.
Al escuchar ese apellido me acordé de la chica esa, Ayame Fujiwara, la que controlaba el tiempo a su voluntad. Pegué un bote y abrí los ojos como platos, ¿su padre sabía qué ella era cómo nosotros?¿Lo sabía o no?¿Y si se hacía el tonto para qué no descubriesen que su hija era así? Eran muchas preguntas sin respuesta por ahora. Seguí viendo la televisión y atenta a todo lo que decían sobre nosotros.
-¿Podría contarme lo qué pasó?
-Claro que sí señor Fujiwara. Todo empezó ayer a la hora del recreo, el grupito ese de los raros fue en busca de pelea. Llamaron a los pobres chiquillos, y se pelearon. Expulsé a ese grupo y de repente, en cuanto salieron por la puerta los chicos esos... murieron...
-¿Así sin más?
-Exacto... sin motivo aparente.
-Bueno, ¿y cómo está usted seguro de qué fueron ellos los que asesinaron a los chicos?
-Estoy seguro y ya está. Bueno mi tiempo se agota.
-Adios señor Kaibara.
-Hasta otra señor Fujiwara.
Ambos se despidieron, apagué la televisión y me quedé en el sofá horrorizada, ¿qué pasaría ahora? Me imaginé lo peor, que el mundo no nos aceptase. El timbre de la puerta sonó y fui a abrir, al abrir vi a Akira. Nunca venía por mí para ir al instituto, salí y hablé con el.
-¿Qué haces aquí? Deberías irte con tu madre al instituto.
-¿Y tu qué haces que no has ido todavía?
-Pues...-Le expliqué lo que pasó.-... y eso pasó. Ahora vete al instituto.
-Vendré lo antes posible...-Me miró.-Debo de pedirte un favor.
-¿Cuál favor?
-Desea que los profes falten. Así vendré temprano.
Akira... me niego... si lo utilizo con mucha frecuencia tal vez pase algo malo.
-Bueno es decisión tuya. Me voy, llego tarde. Adios, nos vemos luego.
-Adios, me quedaré haciendo el vago en casa. ¡Corré qué llegas tarde!
Akira se fue y yo me metí en la casa, cerré la puerta y volví al sofá. Cogí un libro y empecé a leer, pero, no me pude concentrar y dejé el libro. Miré al reloj de cuco, las nueve y media ya. Quise montar a Dark, el caballo, así que salí fuera y fui a la cuadra. Una vez dentro miré el pelaje negro carbón del animal, cojí la montura, las riendas, el cepillo y volví a la puerta de la cuadra. Abrí la puerta y saqué a Dark, lo peiné y le coloqué la montura y las riendas y lo monté. Salí al jardín y luego me fui por las calles, a medio camino me encontré a Temari, y la invité a subir. Estuvimos un rato dando vueltas, esquivando a las personas, ella parecía tener vergüenza.
Esquivamos a un muchacho, este se giró y miró al caballo, haciendo que se asustase y se pusiese a dos patas. Temari se cayó y el muchacho de cabello color plata la cojió al vuelo, los dos se miraron profundamente. Y ella, la muy cazurra se desmayó, ya que, tenía problemas con el oído, y hacía que le ocurriese eso.
-Oye...-Me dijo.
Me giré y me fijé en sus ojos, me quede sorprendida y bajé del caballo. M acerqué y hablé con el. Había dejado a mi amiga en un banco para que descansase.
-Lo siento.-Hice la reverencia.-No se lo que le ha pasado...
-No pasa nada. Yo se por qué se ha asustado.
-Esta...-Miré a sus ojos y me quedé pillada.-... bien...
Temari se despertó y gritó...
-¡He visto un muchacho con los mismos ojos qué mi conejo!
-Es este de aquí.-Le dije señalando al chico.
Ella pegó un respingo y se dirigió al chico y sonrió dulcemente, me acerqué a ella y al oído le dije...
-¿Te gusta?
El chico se rió y Temari y él empezaron ha hablar.
-¿Cómo te llamas?-Dijo Temari.
-Daishi Kakashi.
-¿Qué edad tienes?
-Quince. ¿Y vosotras?
-Yo tengo quince y Lerika dieciséis.
-¿Eres nuevo por aquí?
-Sí, hace poco que estoy por aquí. No conozco muy bien la zona.
-Si quieres te la enseño.
-Sería un placer.
Viendo que habían cogido confianza el uno del otro me monté de nuevo en el caballo y me despedí de los dos tortolitos.
-Adios chicos. Encantada de conocerte Kakashi. Nos vemos.
Volví a casa, solté el caballo y entré en casa. Vi a mi madre, me había preparado el desayuno, dije que no tenía hambre y ella me obligó a desayunar. Al rato terminé, recogí las cosas y las fregué. Ya eran las doce de la mañana.
-Na... digo, mamá, ¿qué hago?
No hay nada que hacer... ¡Ah! Limpia el polvo de tu cuarto.
-Esta bien... <<Que pocas ganas>>.
Cogí el cubo, lo llené de agua y cojí el trapo. Llevé las cosas a mi dormitorio. Me olvidé de las escaleras así que volví, las cogí y me fui de nuevo a mi cuarto. Abrí las escaleras y escurrí el trapo de agua, me subí y me puse con las estanterías.
-Me falta algo... música.-Fui al equipo y puse mi grupo favorito.-Pain Redefined voy a poner.
La música sonó y me puse a cantarla.
-... Fading, falling, lost in forever. Will I find a way to keep it together? Am I strong enough to last through the weather in the hurricane of my life? Can it be a conscious decision? That I look for ways to alter my vision? Am I speeding towards another collision in the alleyways of my life? Memories don't lie. You know better than. Memories don't lie. You know better than. Memories don't lie. You know better than. Those who have fallen in. Memories don't lie. You know better than. Memories don't lie. You know better than. Memories don't lie. You know better than. Those who have fallen in. Please believe me. That my eyes deceive me. Don't stand me up. Just leave me. I have fallen again. This is the end. Pain redefined. Shaking, burning up with the feve. In the realm of pain, I am the deceiver. Now I lie to myself, so I can believe her. As she disassembles my life. I cannot dispel the illusion. All my hopes and dreams are drowned by confusion.Can I find a way to make a solution that will reconfigure my life?...-Así se repitió unas cuantas veces.
Al poco vino mi madre con cara de pocos amigos y me echó la regañina del siglo por tener la música tan alta. La bajé, pero con el mosqueo que tenía encima la puse más alta. Pensé que a ver quién era el guapo que me decía algo. Apareció mi padre, Tetsuya, un hombre alto, de ojos y pelo negro, como casi todos los de allí. Nos miramos y me dijo que apagase la música.

-Apágala.
-No...
-No quiero obligarte por las malas.
-Y yo no quiero apagarla.
-Muy bien... por lo menos bájala.
-Ya la bajé, ¿no lo notais?
-No, bájala por favor.
Sin responder bajé de nuevo la música. A la hora más o menos acabé con el cuarto, lo barrí y fregué el suelo. Salí y cerré la puerta en señal de que estaba fregado y que hasta dentro de unos cinco minutos más o menos no se podría entrar. Decidí ir a buscar a Temari y al chico ese, Kakashi Daishi, no me inspiraba mucha confianza y pensé en si la podía violar. Me vino a la cabeza la imagen de Temari gritando y pidiendo ayuda y al chico ese encima de ella haciéndole cosas. Agité la cabeza y me dije a mi misma que eso no iba a pasar. Salí por la puerta a toca velocidad y me tiré un rato corriendo hasta que los encontré andando tan traquilos.
-¡Temari espera!
-¿Eh?-Se giraron los dos y me miraron extrañados.-¿Qué pasa Lerika?
-Nada...-Paré en frente de los dos y jadeé.-No pasa nada...
-Estaba aquí hablando con... con...-Lo mira.
-Kakashi.
-¡Ah! Bueno pues me quiero apuntar con vosotros.
-Vale, también te haré una ruta gratis, jajaj...
Todos nos reimos y enseguida paramos, Kakashi miró hacia un lado. Dijo que tenía sed y que iba a comprar agua para todos. Cuando estaba lejos hablé con Temari en voz baja.
-No quería dejarte sola.
-Ya lo sé, tranquila. Es muy buena gente y además gracioso.
-Entonces no debo de preocuparme. Pero por si acaso me quedo con los dos, no lo conocemos.
-Ok, no pasa nada... pero que sepas que es mio...-Se rió estilo maruja.-... MIIIOOO.
-Esta bien, lo que tu digas.
Al poco vino Kakashi con tres botellas de agua del tiempo, ya que todavía estábamos en invierno. Estuvimos andando por el barrio, hasta que llegamos a casa de Temari, vimos que Sibile estaba en la puerta esperando a su hermana. Nos fijamos que tenía el conejo en brazos, el animal al vernos saltó de los brazos de Sibile y corrió hasta que llegó a Kakashi y saltó a los suyos. No llegaba y este se agachó y lo cojió. Nosotras nos quedamos con la boca abierta, ¿un conejo en busca de alguien? Imposible. Cuando su dueña fue a cogerlo el conejo le mordió el dedo, haciéndole sangre.
-¡Aaah!¡¿Qué haces Kero?!¡Perdona por haberme olvidado de darte de comer!¡No volverá a pasar!
El animal giró la cabeza y miró a Kakashi a los ojos, tal y como decía Temari ambos tenían los ojos iguales. Rojo el izquierdo y negro el derecho. El chico soltó a Kero en el suelo y este se fue a su jaula.
Kakashi Daishi se fue y nosotras no hicimos nada por impedirlo. Al poco miramos al conejo que se empezó a dividir en dos.
-¿Qué... pasa?
-No sé...
El conejo dejó de dividirse y había ya dos, uno de ojos rojos como la sangre y otro con los ojos marrones. Temari por una parte se puso feliz, ya que, el conejo era su animal favorito y encima su horóscopo chino, el mío es el tigre.
-Mira Lerika, son dos conejos, si quieres te doy uno, para ti el de los ojos rojos.
Me puso el conejo en los brazos y yo lo cojí sonriendo.
-Gracias Temari, bueno me tengo que ir.
-Adios Lerika, nos vemos mañana.
Me fui de la casa de Temari y Sibile. Al poco llegué a mi casa y entré como siempre, ya eran las tres de la tarde. Entré, saludé y fui directa a mi cuarto con el conejo en brazos. Pero... al entrar vi a Akira mirándome muy serio. No estaba como siempre, estaba... raro, por decirlo de alguna manera.
-Hola Sakashi... ¿O debería de decir Lerika?
-¿Cómo sabes mi verdadero nombre? Yo en ningún momento te lo dije...
-Solamente lo sé... ¿Por qué no me dijistes que te llamabas Lerika?
-No sé... no peleemos por tonterías.
-Está bien. Pero lo que te voy a enseñar ahora no es tontería.
Nos quedamos callados mirándonos, noté que pasaba algo, no estaba normal, le encontraba triste. En ese momento me di cuenta del parecido que Akira y yo teníamos. Ambos teníamos la forma de los ojos igual, los labios idénticos y el color de piel era el mismo. Akira sacó un papel de su mochila, me lo pasó y me dijo con la cabeza que lo leyese. Lo leí y me quedé aturdida. Era... una prueba de ADN.
-¿Qué... qué quieres con eso?
-Míralo...
Sin responder lo abrí y lo leí. Me quede impresionada, jamás me esperé que Akira y yo fuésemos... hermanos...
-No... no puede... ser... tu y yo... ¿Hermanos?
-Sí, lo somos.
-¿Cuándo? ¿Cuándo cojistes la sangre para saber si éramos o no hermanos?
-La sangre no es el único medio para saber el ADN. La saliva también vale. Fue la noche última que te quedastes a dormir.
-¿Por qué lo hicistes?
-Porque vi que nos parecíamos mucho, y noté que no te quería como dije esa vez... solamente te aprecio y siento que debo de darte protección. Sentí eso y no lo pude remediar. Cojí la saliva y la guarde, después se la di a mi madre adoptiva que como ya sabes es médico y ella la analizó junto a la mía y... salió ese resultado.
-¿Y cómo más llegastes a la conclusión de qué somos hermanos?
-Aparte de la prueba y de los parecidos es porque tu fecha de nacimiento es el 1 de Marzo de 1998, mi fecha casualmente es la misma... además, ¿te digo mi nombre? El verdadero... ya que sé el tuyo, tu deberías de saber el mío.
-¿Cuál es?
-Nero...
-Me dijeron que...
-¿Te dijeron qué morí?¿Qué no tenías hermanos?
-Que no tenía hermanos...
Sin decir nada Nero se fue por la puerta. Bajó y se despidió de Nadeshiko y de Tetsuya, mis padres adoptivos y se fue a su casa. Sin pensarlo dos veces salí detrás de... mi hermano.
-Aki... ¡Nero!
-¿Qué quieres?-Dijo sin girarse.-Déjame... mejor será que no nos hablemos durante un tiempo...
-No... ¡Recuerda lo que dijistes!
-¿Qué dije?
-Dijistes que pasase lo que pasase siempre serías mi mejor amigo...
-Parece ser que mentí... ahora no podemos ser mejores amigos, somos hermanos...
-Los hermanos se pueden llevar bien...

Siguió su camino hacia su casa, me quedé quieta sin hacer nada, no podía pararlo así que lo dejé ir. Miré al cielo y me volví hacia mi casa. Entré y directamente me fui a mi cuarto y me tumbé en la cama, lloré y lloré a más no poder, no podía creerlo... el chico al que conocí como Akira ahora se llamaba Nero y para colmo era mi hermano.
Al cabo de un buen rato Nadeshiko subió a mi cuarto con la merienda, ya eran las seis y media de la tarde... que lento se pasa el día cuando se pasa mal...
-Nadeshiko...
-¿Qué pasa Sakashi?
-No me digas Sakashi. Di mi verdadero nombre.
-Está bien Lerika, ¿qué ocurre?
-¿Sabías qué Akira era mi hermano?¿Sabías que no se llama Akira? Se llama Nero... como el programa de ordenador...
-Lo sabía. Tamiko y yo fuimos informadas sobre eso al adoptaros. Ya que os adoptamos las dos el mismo día.
-¿Y no me lo has dicho en todo este tiempo?
-No lo vi necesario.-Dijo en un tono cortante.
Me puse furiosa, así que en un acto reflejo tiré la merienda y me fui de la casa. Nadeshiko corrió detrás de mí y me sujetó por el brazo.
-Sakashi no.. no te vayas...-Una lágrima corrió por su mejilla de nuevo, como la otra vez que me dijo lo mismo.-...no no te vayas...
-Las lágrimas ya no funcionan conmigo...
Me deshice de ella y me largué de esa casa. Una vez en la calle miré mis bolsillos y vi que tenía mi monedero, tuve suerte, porque si no debería de entrar de nuevo a esa odiosa casa llena de mentiras. Estaba segura de que no me querían, de que si no hubiese sido por Nero jamás me hubiese enterado de que el y yo éramos hermanos. Andé y andé hasta un parque, allí vi a un chico de cabello negro y corto, pensé que tal vez era mi hermano... ¿Akira o Nero? No sabía como llamarle.
-¡Akira!
El chico se giró y los dos nos miramos. Tenía el cabello negro con varias mechas rojas, vestía con una sudadera negra y roja y unos pantalones vaqueros anchos. Nos acercamos el uno al otro, me quedé mirando sus ojos, negros y... rojos, ¿uno de nosotros? Tal vez, quién sabe. Y nos presentamos.
-Hola, lo siento, te confundí con otra persona.-Le dije.
-No hay drama. Me llamo Dante, soy de Málaga, España. Pero vivo en Japón por causas que no debo de contarte ahora mismo.
-¡Qué casualidad!¡Yo soy de Málaga! También vivo aquí por causas que no te voy a contar.
-¿Cómo te llamas?
-Lerika.
-Un nombre muy bonito.
-Todo el mundo me dice lo mismo.-Le dije de malas maneras.
-Lo siento... es un nombre feísimo.
-Gracias.
-¿Con quién me confundistes?
-Con nadie, no pasa nada.
El chico se me quedó mirando a los ojos. Se quedó así un rato, hasta que me harté.
-¿Pasa algo?
-No, nada. Solo miraba tus ojos, también los tienes raros.
-Ya, también me fijé en los tuyos.
-¿Hay alguien más así?
-Sí, somos un grupo bastante reducido.
-¿De cuántas personas?
-Somos siete contigo ocho.
-¿Cómo se llaman?
-Ya los conocerás.
-Dime sus nombre por favor.
-Hasúe, Temari, Sybile, Larette, Aki... perdón Nero, Ayame y yo. A Ayame no la conozco mucho. Y contigo somos ocho. Para que lo sepas, Hatsúe es el supremo.
-Está bien. ¿Cuándo podré conocerlos?
-Cuando quieras. Pero ahora no. Bueno me las piro que me tengo que ir. Encantada de conocerte Dante.
-Encantado, adios.
Me fui del parque hacia mi casa, pero a medio camino me dije a mi misma que no debía volver, nadie me quería y nadie me quiso. Y la persona que más quería en este mundo resultó ser mi hermano. Empezó a llover y seguí andando bajo la lluvia, llegué en frente de la casa de la familia Hiwatari y me quedé ahí parada.
-¡¿QUÉ HICE YO PARA MERECER ESTO?!-Grité con todas mis fuerzas.
Decidí no entrar, solamente gritar. Nadeshiko salió ha darme un abrazo, antes de que pudiese acercarse yo me fui corriendo sin rumbo alguno. Perdí de vista la casa, seguí corriendo hasta que giré en una esquina y me choqué contra un hombre. Me caí al suelo y me empapé más de lo que estaba. Miré hacia arriba y vi que era Hoshi.
-¿Qué haces qué no estas en casa?
-Me fui de ese hogar...
-Anda levanta.-Me ayudó a levantarme.-Vente a mi casa, vivo solo y hay una cama libre. Si quieres vivir en mi casa hasta que encuentres algún lado...
-Gracias... pero no...
-Se lo que pasa. Se que ese chico, Akira se llama Nero y que es tu hermano.
Sin decir nada me fui de nuevo esquivando a todas las personas que me encontraba por la calle. Me quedé en una plaza idéntica a la que vimos en Osaka, la que hizo Ayame con sus poderes. En cuanto entré se cerró por todos los lados y por arriba se hizo una cúpula.
-<<Ayame...>>
Pensé que era ella, pero mis suposiciones de que era Ayame se desvanecieron. Aparecieron varias personas con capuchas negras y ribetes azules oscuros. Todos se quitaron las capuchas y dejaron ver sus rostros. Parecían clones, dientes puntiagudos como los de un animal feroz. Las mujeres llevaban el pelo largo y recogido y los hombres a media melena, de color negro con mechas grises. Los ojos negros como el carbón. Y todos iban vestidos iguales, pantalones negros y sudadera blanca con la capucha negra con un síbolo extraño en el centro.
Se acercaron todos con el mismo paso y sonriendo maliciosamente. Mientras se acercaban sacaron un puñal que llevaban escondido. No podía salir de allí, cada vez se acercaban más y aceleraban el paso. Una vez que estuvieron cerca de mí se pararon y me apuntaron con los puñales.
-Llora...-Dijeron como poseídos.
-¿Por qué?
-Llora...-Volvieron a decir.
-No.
-¡Te hemos dicho qué llores!
-¡Dije que no!
Uno que no se había quitado la capucha se acercó y se paró en frente de mí. Sonrió y me apuñaló a traición en un lateral, caí de rodillas al suelo y escupí sangre. El dolor me mataba, no sabía lo que estaba pasando, no entedía por qué querían que llorase. Al final hice lo que querían, lloré de dolor y de pena. Se acercaron con un recipiente y recogieron mis lágrimas, a saber para qué.
-Ya las tenemos...-Dijo uno.-Ya tenemos las Lágrimas del Diablo...
-¡Sí! Ya podemos hacer el ritual. Jejej... este mundo sabrá lo que es la desgracia.
Todos se fueron he hicieron desaparecer la plaza, me dejaron ahí retorciéndome de dolor y llorando. Respiraba como podía, intenté calmarme pero no lo conseguía. Vi personas pasar y mirarme mal, otras se acercaban y decían cosas, y unos niños se acercaron con un palo y me movieron.
-<<Es muy tarde ¿por qué no se van?>>
Una persona apareció de la nada, espantó a los niños y se acercó, era Kakashi Daishi... o así creo que se llamaba.
-¿Qué te han hecho?-No le respondí.-Te llevaré a casa de Temari y Sybile. Tienes una herida bastante profunda pero no morirás.
Me desmayé y a partir de ahí no se lo que pasó. Cuando desperté era por la tarde, miré a mi alrededor y vi a mis amigos. A todos menos a Ak... Nero.
-¡Lerika!¿Qué te han hecho?-Gritó Temari.
-No le hagáis hablar, ahora mismo no está bien.
No pronuncié ni una sola palabra de lo ocurido. Me miré el lateral y vi que me habían curado la herida y que me habían puesto vendas. Aparté la mirada de todos mis amigos y miré al techo.
-Me... me tengo que ir...
Me bajé de la cama y me puse de pie, como había perdido mucha sangre me caí hacia abajo y uno de los chicos me agarró.
-No deberías de moverte.-Me habló Hatsúe.
-¡Déjenme!¡No tenéis ni idea de lo qué ha ocurrido!
-¿Qué ha pasado? Si lo dices, tal vez, aparte de sentirte mejor nos enteremos y podamos hacer algo.
-Pues...-Le conté todo, lo que ocurrió.-... eso pasó.
-A ver... dijeron las lágrimas del diablo...
-Sí, eso mismo.
Hatsúe cerró los ojos y suspiró, parecía que no tenía explicación para lo ocurrido, pero sonrió y nos miró a todos con aire victorioso.
-Os explico, escuchad muy atentos todos.
-Sí.
-A ver, hace mucho tiempo hubo un gran demonio llamado Osgood Aeris, tenía una esposa también demonio, una mujer hermosa llamada Vampirella. Se enamoraron y se casaron en el mundo de los Demonios, tuvieron dos hijos, gemelos no idénticos. Pero... Vampirella le puso los cuernos a Osgood Aeris con un humano. Con ese humano tuvo un hijo. Después ella se transformó en un animal y no se le volvió a ver. Y Osgood Aeris juró venganza. Mataría a todos los humanos y cuando encontrase a su mujer... la mataría.
Nos quedamos callados, ya me podía imaginar lo que pasaría, ya me imaginaba para que querían las lágrimas. Estaba horrorizada, venganza contra todos los humanos, venganza, esa palabra resonaba dentro de mi cabeza.
-Y yo soy el hijo que tuvo Vampirella con ese humano.-Dijo Kakashi.
Miré a Kakashi con los ojos muy abiertos.
-y tu eres mi hermana por parte de madre...
-No... no es posible...
-Si lo es. Nero, tu y yo somos hermanos. Vine a Japón en busca de nuestra madre, a intentar parar lo que sabía que va a pasar y a ver a mis hermanos.
-¡No!¡Yo no soy hija de ningún demonio!-Miré a hatsúe.-Dime que no Hatsúe...
-Lo siento, tenía que guardar el secreto, yo no soy el supremo, de hecho no hay ningún supremo... solamente se otorgó unos poderes a unas personas, a nueve. Mi obligación era protegeros... a Nero, a David y a ti...
-¿Protegernos de qué?
-De esas personas que querían tus lágrimas.
-¿Y para qué las quieren?
-Osgood Aeris está sellado, lo único que puede hacerle resucitar... son las lágrimas de su hija... y esa eres tú.
-Mierda... ¿Y cómo sabías qué tenías qué protegerme?
-Hablé con Vampirella...
-Se supone que se transformó en animal.
-Justamente en un conejo. El conejo de Temari antes tenía los ojos marrones, después tuvo uno marrón y otro rojo. De pronto el conejo se dividió en dos y un conejo tenía los ojos rojos y el otro los tenía marrones, ¿verdad?
-Sí.
-Pues bien. Cuando Vampirella estaba en el cuerpo de Kero hablé con ella, acepté su propuesta y ella hizo el resto.
-¿El resto?
-Dar los poderes a diferentes personas.
-¿Y qué tiene qué ver el conejo qué tengo?
-Ese conejo es tu madre...-ME dijo Sybile.
-¿¡Qué!?
-Lo que has escuchado hermana.


YA LA SEGUIRE TRANKILOS KERIDOS TELESPECTADORES!!!!! =D y siento haber posteado tres veces, pero sk si no no me cabia, escribi un monton ^^''

woo tu istoria esta wenisima *0*
conti conti !! *0*

ya la continuare ^^ jejej espero seguirla tan bien como ahora^^

*O*

me encanta tu novela...

sigela :BBB

*-*

Aki mas^^'' Siento haber tardado^^''

Me quedé muda. Miré al conejo de ojos rojos como la sangre, al igual que los míos y el animalito me guiñó un ojo. De pronto, un viento frío, gélido, tanto que congelaba hasta lo más profundo, el alma, seguidamente apareció una mujer bellísima. Una mujer de pelo largo hasta el trasero, negro con mechones rojos y rizado, unos ojos rojos brillantes y unos labios del mismo color, algo pálida de piel pero le quedaba genial. De prenda llevaba un vestido negro, ceñido al cuerpo de cintura para arriba y más holgado de esta para abajo, de las manos le salían como dos alas de murciélago, pero solo eran un adorno de vestido, ya que estas estaban cosidas a la parte baja del vestido.
Me quede embobada ante la belleza de aquella mujer, ¿era ella Vampirella? Me miró con unos ojos tiernos y a la vez aterradores, me paralizaba, no podía dejar de mirarla a los ojos.
-Hola... hija mía...-Dijo en un tono tierno.
-Hola Vampirella.-Dijo Hatsúe.
-¿Eres... Vampirella?-Dije asustada.
-Sí, soy yo... hija mía.-
-¿Tu... eres mi madre?¿Eres mi verdadera madre?-
-Sí, ¿dónde está tu hermano?
-Aquí...-Dijo David, conocido como Kakashi.
-A ti ya te vi Kakashi, digo Nero, ¿dónde está?-
-Akira... digo... Nero...-Bajé la cabeza.-Se fue... antes de que me pasase esto... antes de que esa gente cogiese mis lágrimas... discutí con él... porque el sabía que yo era su hermana pero yo no sabía nada...-
-No pasa absolutamente nada Lerika...-Me dijo Vampirella, mi madre, mi verdadera madre.-No ocurre nada, ya se arreglará... pero, ¿qué ocurrió cuándo vistes a esas personas qué te apuñalaron?-
-Pues...-Le conté lo ocurrido.-Y eso pasó...-
-Ok.-Dijo muy seria.-No pasa nada, en esto tomaré mano dura.-
-Está bien...-
Nos quedamos un rato en silencio, hasta que Vampirella me miró y me empezó ha hablar de algo de entrenamiento...
-Lerika.-Me dijo en tono ordenante.-Tienes que aprender a utilizar los poderes con los que nacistes y no has averiguado todavía.
-¡¿Qué?!
-Debes de aprender a utilizarlos, y cuando cojamos a tu hermano Nero, el también luchará, os enseñaré a Nero, David y a ti a utilizar lo que os ha sido otorgado... poderes demoníacos.
-Poderes... demoníacos...
-Exacto.

Ya la seguire^^